
Gonzalo Hidalgo Bayal, Julie Andrews y Juan Antonio Llera
Los domingos son, de lejos, el mejor día de la semana. Creo que es porque no suenan los teléfonos, porque es el día que me atrevo a trabajar poco, como de pasada, como si no tuviera que hacerlo, un poco por adelantar y eso, nada más. Y me he dado cuenta de que me pasa un poco como a Gonzalo Hidalgo Bayal le pasaba cuando leía en el corral del cura de su infancia las novelas de Julio Verne: «Nunca después, incluso no haciendo otra cosa que leer y leer, he leído con tanta entrega, tan libre, tan feliz, tan alegremente, con tanta despreocupación, sin más motivo que la pura pasón, rendido y entregado al perdurable hechizo de la ficción».