Báltica, sueño y realidad
Hace quince años era difícil, muy difícil convencer a los editores de que tal o cual clásico de la literatura polaca merecía ser traducido.
A menudo entendía que los editores rechazaran amablemente mis propuestas; muchos de los libros que les sugería ni siquiera se habían publicado en inglés o francés y los editores debían confiar en mi criterio, el criterio de una principiante, para aceptar mis propuestas.
Y así, fui pergeñando una lista de autores y libros que algún día me gustaría ver publicados en castellano.