Literatura para mujeres
De niña, antes de haber oído, saber siquiera que existía algo como «literatura para mujeres», me parecía que sólo las mujeres sabían contar historias de verdad, ponerles todos los detalles, prestar atención. Porque eran las mujeres las que estaban en todo. La etiqueta se me hubiera antojado entonces un signo de distinción al que aspirar: escribir como y para una mujer, llegar a interesar a mujeres a las que a su vez les interesara el mundo más allá de sus propias vecinas, novios, hijos, recetas de cocina, etc. Mi mundo era un mundo en el que las mujeres vivían dentro de las casas, los hombres fuera.
Luego, ya algo más mayor, leería a Tolstoi, pero esa es historia para otro domingo.
Viene todo esto a santo de un libro, Lo que no aprendí (Malpaso, 2014). «Literatura para mujeres», parecen anunciar la portada y la contra, en luces de neón parpadeantes y chillonas. Le pondría justo esa etiqueta a esta novela, atendiendo a lo que de niña me sugería la imagen de una mujer dedicada a la literatura, a la ficción. Una mujer en su propio cuarto escribiendo, contando su historia, afortunada e interesante. Margarita García Robayo.
![]() |
![]() |
Sin comentarios