La mirada nos hace olvidar lo que queda en sus márgenes, y que es el mundo entero, la vida entera. La mirada prolonga naturalmente nuestro cuerpo hasta el extremo del mundo, y el mundo, que no tiene extremo, parece limitarse tan naturalmente a un punto de vista.
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El realismo, para un pintor, no consiste en reproducir un motivo, sino en producir una relación (François Deck)
Texto: Bernard Nöel. Diario de una mirada. Traducción de Miguel Casado