¿Conoces el fondo de libros antiguos de la Biblioteca Nacional de España?
En las profundidades de la Biblioteca Nacional. Un encuadernador recoge los mensajes ocultos que encierran los libros antiguos
Por Carlos Vera
[Sumergirse en los depósitos de la Biblioteca Nacional es como recorrer un arrecife de coral plagado de extrañas especies, inesperados destellos y recónditos pecios. Carlos Vera Carrasco, uno de los encuadernadores históricos de mayor reputación de nuestro país, hijo y nieto de grandes encuadernadores (acaba de publicar Manual de encuadernación, Julio Ollero), lleva años por su cuenta y riesgo –a veces contracorriente– inmerso en los depósitos. Su enorme curiosidad y capacidad para intuir donde está el comentario, la nota, la queja, donde habla cada ejemplar, le han proporcionado sorprendentes testimonios de enorme valor de los que aquí ofrecemos una muestra. C.G.S.C.]
Los libros que se encuentran en el fondo antiguo de la Biblioteca Nacional de España (BCE) están llenos de vida, son testimonios mudos de hechos anotados en pequeños relatos manuscritos que gente anónima ha ido registrando como un testimonio de su paso por el tiempo.
Son libros que reposan desde hace años en los depósitos, esperando que alguien los abra para contarnos historias pasadas.
Algunas veces viven momentos difíciles, y sus páginas sirven de soporte para describirnos con todo tipo de detalles un terremoto ocurrido hace más de 300 años en un pueblo de Sevilla.
Tembló la tierra en carmona el domingo doce de octubre de mil y seis cientos i treinta i seis años, a las dos i media de la tarde, duró el temblor tiempo de dos credos, manifiestese la gloria i poder de dios nuestro señor amen.
En otras ocasiones, el libro nos habla en primera persona y nos expone su queja porque lo desalojan del lugar donde siempre habitó.
Soy del Convento Real de S. Gil de Madrid y me llevan hurtado.
Una de las habituales notas manuscritas, generalmente aparecidas en las guardas del libro, son las relativas a los avisos de libros perdidos. El propietario del libro escribía un comentario y en él aprovechaba para incluir su nombre con la intención de conseguir la devolución de su ejemplar.
Si este libro se perdiese como suele acontecer, suplico a quien lo hallare que me lo vuelva a traer, que es de Don Joseph Pacheco Abogado de los Reales Consejos de su Magestad que vive en la plazuela de el Angel y le dará un real para un pastel.
Si en el caso anterior se trataba de un propietario relacionado con el mundo de la abogacía, en este caso se trata de un «pobre estudiante».
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