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¿Estaba Dios en los ojos de los Backstreet Boys? Por María Yuste
Terror cristiano La señorita María Jesús tenía un tío que se había suicidado. Era viejo y vivía solo y se había ahorcado. O se había ahorcado porque era viejo y vivía solo. La …
La soledad no conoce la piedad. Por Laura Garavaglia
¿La conciencia es realidad o ensoñación? ¿Sueño o pesadilla? Entre los versos de la poeta italiana Laura Garavaglia se cuelan todas las dudas que la ciencia, y más concretamente la física, suscita en nosotros a la hora de describir el universo que nos rodea
La idea de imitar a Liz Taylor
En escena, Bárbara interpreta a Maggie, protagonista de La gata en el tejado de zinc, de Tennessee Williams. —Yo… yo… por desgracia he sido tremendamente pobre toda mi vida. Esa es la verdad, …
De la España vacía a la lucha contra los totalitarismos
Los lectores del nuevo número de la revista Turia, el n.135, ya en distribución, podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con Ana Blandiana y Sergio del Molino. Se trata de dos conversaciones …
Pornmutaciones: cuando un escritor merece ser japonés
¿Se podría decir como elogio a un escritor que merecería ser japonés? Acabamos de hacerlo siendo quizá pioneros en esto de achinar los ojos y amarillear la piel de forma simbólica para alabar …
Lo que muta y lo que permanece
Llueve adentro: a modo de fragmentario, Laura Bianchi regresa a la casa de su abuela que acaba de fallecer, y reconstruye a través de su declive la historia familiar y se encuentra con …
Larkin inédito
[…] Es gracioso, uno empieza pensando que es retraído, sensible, inteligente, siempre humilde y un paso por detrás y todo lo demás; y entonces resulta que, a los treinta, descubre que es un gran bruto integral, incapaz de apreciar algo más sutil que un beso o una patada, que ruge sus hipocresías a voz en grito, con la piel tan gruesa e insensible como un rinoceronte. Al menos, en mi caso. Por eso nunca debes pensar que te critico a ti. Tú siempre tienes razón, incluso cuando no es agradable tenerla. Ahora, a trabajar, ¡Tocinito!
Pero qué hace la madre de Hamlet jugando al Candy Crush
¡Hamleeet! Déjala en paz. Tu madre es así, no la pinches. Deja que sean las espinas que tiene en el corazón las que la hagan sufrir, tú no la juzgues.
Y luego, digo yo, ¿por qué siempre tienes que ponernos verdes? Que si soy un obrero, que si leo Tex Willer, que si has visto a tu madre follar con tu tío, y digo yo, ¡habla de tus problemas, Hamlet! Yo cuando tuve que hablar contigo te llevé de noche, apartados, a un acantilado junto al mar.
y mi abuela tocaba siempre la misma sonata
en las migraciones de los claveles rojos donde revientan cantos de aves picudas y se pudren las manzanas antes del desastre ahí donde las mujeres se palpan los senos y se tocan …
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Emily Dickinson (1830-1886) es una de las grandes poetas de la literatura. Una personalidad extraordinaria caracterizada por la independencia de juicio, la libertad y la capacidad de destilar «sentido asombroso de significados corrientes». Leer y traducir hoy a Emily Dickinson requiere deshacer una leyenda que, durante más de un siglo, ha tratado de convertirla en una autora convencional y fácilmente digerible.